DESIERTO INTERIOR: Lilith no es una herida. Es conflicto ancestral.
Como arquetipo, Lilith habla de la experiencia colectiva de quienes han sido rechazados por ser intensos, autónomos, sensuales, rebeldes o simplemente diferentes. Y también de la capacidad de volver desde ese exilio con una conciencia más amplia, no para vengarse, sino para reclamar el derecho a existir en plenitud.

Luna llena en Escorpio del 12 de mayo de 2025, Lilith se encuentra en Piscis a 14°53’, en la casa 8. L I B R E ღ•❥*⁀`•.¸¸.*
Esto abre un portal profundo hacia los espacios donde hemos entregado poder por miedo a ser expulsadas, negadas o desbordadas.
Lilith en Piscis es bruja, mística, sanadora. Pero también es exilio, fusión, confusión.
Habla desde lo que no se puede explicar, pero se SIENTE.
Y en casa 8, su mensaje es claro: “desciende, muere simbólicamente, renace desde tu sombra.”
La casa 8 es la cueva, el útero oscuro de la transformación.
Piscis, el océano de lo colectivo, la disolución del ego. Lilith en esta combinación no solo nos muestra dónde fuimos anuladas, sino cómo, al dejar de luchar, recuperamos energía vital para crear.
Porque Lilith no quiere que luches contra el sistema.
- Quiere que dejes de traicionarte.
- No busca venganza, busca conciencia.
- No viene a destruir, sino a revelar.
Este es un tránsito para LIBERAR LA ENERGÍA ATRAPADA en la lucha y devolverla a NUESTRO CANAL CREADOR.
Para dejar de ser "la que incomoda"
y convertirte en "la que se honra."
Lilith representa una de las mayores reivindicaciones simbólicas dentro de la astrología contemporánea: la del deseo que no se expresa, la rabia que no se permitió, la sexualidad que no encajó, la intuición que fue desacreditada, la autonomía que fue castigada.
A diferencia de otros arquetipos planetarios que se centran en la expresión consciente o social, Lilith se mueve en el territorio del inconsciente profundo, donde habitan las memorias
ancestrales de rechazo, abandono, vergüenza y furia.
Al incorporar a Lilith en la carta natal, lo que se está haciendo es dar espacio a una parte que históricamente ha sido silenciada.
En muchas personas, este punto señala una experiencia psíquica de
desarraigo o de sentirse “demasiado algo”: demasiado sensible, demasiado intensa, demasiado libre, demasiado sexual.
También puede reflejar heridas relacionadas con el cuerpo, la autoimagen,
el deseo o el poder personal.
Pero Lilith no solo muestra una herida: señala el camino de una transformación radical. Aquello que se ha reprimido, cuando se integra, se convierte en fuerza creativa.
Lo que fue oculto no deja de operar: simplemente actúa desde las sombras, saboteando o desbordando. Reconocer la energía de Lilith en uno mismo es empezar a caminar hacia una autonomía real, no basada en la negación o la lucha, sino en la honestidad radical con lo que se siente, se desea y se es.
En este sentido, Lilith es un símbolo de poder. Pero no del poder sobre otros, sino del poder de reclamarse como legítimo, aún sin ser aprobado.
A través de Lilith podemos transformar el dolor del exilio interno en soberanía emocional. No para justificar la rebeldía ciega, sino para despertar una voz que nunca debió ser apagada.