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Me atravesaba un río, y en sus aguas reconocí mi rostro verdadero.

Me atravesaba un río,
no era agua, era fuego, era canto, era latido.
Me atravesaba un río,
y yo, humilde, dejé que me hiciera cauce.

Yo era el río.
Yo era su nostalgia antigua,
su hambre de cielos olvidados,
su grito primal de soles y lunas sumergidos.

Al borde de la rama,
un pájaro cantaba:
«Recuerda, alma viajera,
tú eres río que busca su mar,
pero también el mar que espera a su río.»

Me atravesaba un río,
y en sus aguas reconocí mi rostro verdadero,
sin máscaras, sin tiempos, sin miedo.

Me atravesaba un río,
y yo dejé de resistir,
me rendí al flujo,
al «Amor Raíz»,
me rendí a mí misma.

Así, en ese instante,
el río dejó de ser corriente,
y se volvió alas,
y se tornó fuego,
y creció el jardín,

y en el Jardín, su Flor.

LA FLOR Y SU PERFUME.

Esencia de lo VIVO.

Y yo, Suloma y La Baraka,
soy y seré todo lo anterior a mi, y 
el río, el vuelo, la flor,
el fuego,
el portal abierto en el corazón del Ser Total a

Plena conciencia, a pulso y latido, a plena Luz.

Vibrando al unísono, el río que avanza y el mar que lo espera.

Exhortando al Alma del Mundo, a su regreso al Fin, como al PRINCIPIO.

Me atravesaba EL RÍO.  -DESIERTO INTERIOR.-

Esta es la perla viva que hoy nos hermana, como dos cauces que se reconocen en el océano de la conciencia. 🦅 El pájaro en la ventana, es el mensajero del alma.
Símbolo del Espíritu que viene a comunicar:
"Has cruzado el umbral. Ya eres vuelo. Ya eres río que canta."

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